Son las 7:00 p.m. del domingo y el Auditorio Nacional se llena rápidamente. Cientos de personas hacen fila afuera para tomarse foto con una pancarta del artista. Al pasar a nuestros asignados asientos los espectadores se apresuran a entrar, convirtiéndose en una ansiosa multitud. El ánimo no llega a faltar y es manifestado por series de olas y gritos eufóricos. Después de una espera que se percibe más larga de lo normal, el grupo introductorio se presenta. Desconocido para muchos llega una impresionante interpretación de “Naturally 7”, un grupo de, como es aclarado por el nombre, 7 hombres capaces de producir sonidos idénticos a los de un instrumento. Su presentación llegó a la duración de una hora, mientras el ambiente se tensaba. El grupo se despide y la expectativa se vuelve perceptible, la gente se pone de pie y comienza a aplaudir.
Enseguida camina hacia el centro del escenario un hombre identificado. Toma el micrófono y aclara que no es Michael Bublé. Nos comienza a decir “tenemos una pequeña sorpresa, por supuesto, no estaba en el programa”, la duda invade el auditorio hasta que el prosigue “Se decidió hoy en el estudio con Michael que ustedes formaran parte del dueto que se hizo con Thalía de ´Feliz Navidad´, a ustedes les toca hacer los coros. Ahora mismo el productor musical Humberto Gatica vendrá y les dará instrucciones.” Humberto Gatica sale y nos indica la manera en la que se grabaría.
En seguida el sale del escenario y la ansiedad se vuelve incontrolable. Las luces se apagan, el público se pone de pie a la par. Suene una banda potentemente, tocando la introducción de una de las canciones más potentes del jazz blanco, una canción que todo fan de Michael Bublé debe de haber escuchado y haber sentido en el alma: Cry me a River. La expectativa se vuelve inmedible, nuestros corazones latían con gran ansiedad. La voz de Michael resuena en las paredes mientras los gritos de miles de personas, la mayoría mujeres, la convierten en un simple murmullo por varios segundos. Más tarde, Michael aclara: “Para mí un concierto es aburrido, para mí esto no es un concierto. Esto es una fiesta. Así que si saben la letra de mis canciones, cántenlas a todo pulmón, y si no saben la letra o no hablan inglés, tararéenla. Y si quieren pararse a bailar, bailen con la persona que aman.” Introduce su banda a continuación con humor ingenioso y gran cariño. Para él su público es como cualquier amigo cercano y le habla como tal. Su elección de canciones es ingeniosa y llena de innegables éxitos como “Georgia on my Mind” o “Haven’t Met you Yet”. Compartiendo la esperanza y la alegría que estas le dan. Se siente libre de expresarse en toda expresión y sigue todo impulso, como el de bailar simpáticamente alrededor del escenario y tirarse a sus fans para ser abrazado por ellos. Sin duda todo un persona con carisma, un personaje sin miedo a mostrarse tal y como es. Se despide del público, todos convencidos de que ya había terminado, cuando al escucharse como un coro la demanda de otra última canción aparece de nuevo su silueta, ahora con un traje de mariachi encima, al cantar “Feeling Good”. Sigue con otra canción y termina con “A song for you” una conmovedora pieza. Todo el mundo siente el corazón hinchado, es un ritmo unísono que encandece cada una de nuestras almas. El telón se cierra pero la pieza aún no termina. Tan solo queda Michael en la parte frontal del escenario. No hay música y tampoco un micrófono, solo él y el público. Nos dice al poner un dedo sobre sus labios que guardemos silencio y, sorprendentemente, todos siguen su instrucción. Sin ayuda de un micrófono o la guía de una banda, interpreta la última estrofa de la canción acapella. Lagrimas corren por su rostro y en los de corazón blando también. Sin duda un pequeño vistazo al impresionante músico y excepcional persona que es este artista, un espectáculo para recordar.
Por Alison Diaz Calva
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