Saúl Hernández y Marcela Duharte
Fotografía; Saúl Hernández
Si bien la obra se presenta bajo la complicación y la complicidad de dos actores que representan de manera lúdica y enredosa una situacion que por demás sugiere un lugar común. No es casualidad que en un espacio como el Terato El Milagro, se presenten este tipo de ideas, que si bien parecen frescas, remiten al espectador aun sin fin de sugestiones perceptuales, a paradigmas estructurales y situaciones incluso familiares.
La obra se conforma de un historia de dos hermanos que se reencuentran después de un tiempo debido a la situación de uno que parece impregnarse en el otro, como un subterfugio de la culpa, de olvido y de rencor que conforman un espacio imaginario en donde la dilucidación del espectador compone de manera sinergia un tercer escenario, el de su mente, el de sus recuerdos.
En esta puesta, son dos actores los que corren y recorren el imaginario de una relación viciada por el abandono; son ellos quienes penetran en la esfera de lo ritualístico, de lo pueril a manera de metáfora del conformismo y la monotonía. Se advierte un juego muy atractivo de consumo del espacio a través de los dialogos compuestos de liviandad y cotidiano, como una muy breve reminiscencia de atavíos y liberaciones.
Teatro
EL MILAGRO
Milán 24, Col. Juarez
Cuauhtemoc Ciudad de México
55669423
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