Gary Cruz : @Gary_Cruman
Las presentaciones en vivo, tienen una ley marcada casi con sangre que reza “Conectar con el Público” y esto es claro que los señores de Paté de Fuá lo saben, pues solo bastaron las palabras “buenas noches amigos, gracias por estar aquí, los extrañamos”, para hacer enloquecer a los presentes, mientras sonaban los primeros acordes del tema que da nombre a su más reciente producción BOQUITA PINTADA, todo esto durante la presentación llevada a cabo el pasado sábado 5 de noviembre, en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México.
Su fusión entre la música Italo-Francesa, jazz, blues y tango, crean un género innombrable y al cual seguramente no quieren enrolarse y es que debe ser ésto, precisamente tan alejado del mainstream actual, lo que hace reunir a diferentes generaciones, pues con muy poco número de butacas vacías en el recinto, se observaban personas de todas las edades. Es difícil sonar original en un ambiente tan saturado de covers y samplers, pero ellos vienen a dar una lección de creatividad y sentir por la música, como rara vez se puede apreciar y eso siempre resaltará sin importar cuán grande sea tu edad.
Era más que claro que la intención de este concierto era presentar el nuevo álbum, pero no descuidaron aquellos temas que muchos consideramos clásicos como El Valsecito de Don Serafín, El Tren de la Alegría, Canción de Linyera, que completaron el setlist de aquella noche para que tras dos encores, se despidieran precisamente con Sin Razón ni Despedida.
Ya lo mencionaba, parte fundamental de una presentación en directo es esa convivencia con aquellos que pagaron un boleto para ver a su artista de cerca, sentir su música y compartir un vínculo con ellos. Y vaya que este grupo multinacional lo dejo claro, pues su carisma arriba del escenario nos hace sentir en confianza, sin importar el lugar que se ocupe en el recinto, y del talento musical ni hablar, sobrarían los halagos.
Si bien cada canción cuenta una historia, con la obra de Paté de Fuá es imposible no hacer películas mentales recreando cada una de las palabras que dicen. Sus letras son simples y complejas, mezclan la poesía con la cotidianeidad, cosa que muy pocos logran de manera correcta.
Es evidente que esa música nos llena de nostalgia, por una época donde todo parecía más fácil, donde era casi tangible el calor humano, aquellos tiempos donde había clase y una elegancia por las calles, donde vivir y crecer tenía dificultades pero nunca atrocidades, esa época que muchos sólo recordamos en blanco y negro o en un desgastado color sepia. Sin duda una época que extrañamos sin haberla vivido.
Pero también retratan postales llenas de alegría y dicen que esa no se puede esconder del rostro, que la alegría deja marcas imborrables en aquel a quien toca, que tiene una inmensa gama de colores brillantes y animosos, Paté de Fuá tiene la brocha exacta para aplicarnos todo ello.
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