Por: Gaby Tovar @Bagyp
“Si la esclavitud
no está mal, entonces nada está mal”. Los últimos cuatro meses de la vida y presidencia de
Abraham Lincoln estuvieron destinados a finalizar la Guerra Civil y a luchar
por conseguir la aprobación de la enmienda 13 en la constitución norteamericana
que permitiría la abolición de la esclavitud.
Lincoln, película
dirigida por Steven Spielberg, es la historia de los últimos meses del
presidente norteamericano y su lucha incesante por eliminar por completo la esclavitud
en el país, retratándonos a un hombre que no sólo está a cargo de una nación
entera, sino también al frente de una familia.
Basada parcialmente en el libro, Team of rivals: The political genius of Lincoln, escrito por Doris
Kearns Goodwin, el guionista Tony Kushner, consigue construir una narrativa que
muestra a un hombre de política y de familia, astuto, divertido, comprometido,
arriesgado y vulnerable que consigue adentrar al espectador a los últimos
logros de este presidente.
Al tratarse de una película que aborda hechos históricos
se podría pensar que su desarrollo es algo lento pero pasa todo lo contrario,
la actuación de Daniel Day-Lewis es bastante
digerible porque vemos a un Lincoln
preocupado por una nación que se muestra divertido ante sus colegas haciendo uso
de anécdotas que terminan por arrancar una carcajada a los presentes.
Además de eso vemos a un Lincoln
que no sólo lucha por sus convicciones, sino que se muestra como un padre de
familia que evita poner en riesgo la vida de sus hijos y que tiene que enfrentarse
ante las decisiones que éstos toman, aunque esto implique poner en riesgo un
matrimonio que encontró en la guerra la pérdida de un ser querido.
La película de Lincoln no tiene como única convicción
mostrarnos a un político, a un padre y a un esposo, también nos retrata la
situación política de un país en donde la esclavitud es aprobada por la
mayoría, y ante la lucha por un sector de la población por abolirla se comienza
una guerra de ideales en donde la persuasión se convierte en un arma de dos
filos y las estrategias para conseguir votos a favor o en contra no se hacen
esperar.
Lincoln nos recuerda una vez más el trabajo y liderazgo de Spielberg, quien
se preocupa por hacer de sus producciones universos que logran transportar al
espectador a la época que ve en pantalla; aunque en esta ocasión no hace uso de
efectos especiales, el vestuario y la ambientación de escenarios se encargan de
recordarnos que vemos una película de este director.
La actuación de Daniel Day-Lewis requirió preparación,
el actor decidió hacer a su propio ritmo la caracterización de este personaje
porque necesitaba saber a fondo cómo era el político, el hombre y el padre,
para poder lograr que su interpretación traspasara la pantalla y lo logró.
Lincoln, es la película más nominada al Oscar este 2013,
tiene 12 nominaciones entre las que se encuentran Mejor Director, Mejor actor
protagónico, Mejor guión adaptado, música original y vestuario, así que no
esperes a saber qué premios se llevará, ve a verla y juzga por ti mismo esta
estupenda producción de Steven Spielberg.
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